NINGUN DÍA COMO EL OTRO
Supimos que en Osorno el cielo se mostró supergeneroso este dia de fiesta del 18.
¡En Bogotá un sol maravilloso y nadie mas que nosotros supo porque este nuestro grupito mostraba caras tan contentas y sonrientes el dia entero!
El olor a empanadas inundaba el interior del bus. Así llegamos a la salita del concierto de la agrupacion Uniandina, una casa «mediopituquita» de exalumnos de esta universidad. Una salita de concierto a todo dar, tapizada con la mejor madera de los profundos bosques selvaticos del país. ¡Qué diferencia con las instalaciones del Colegio Umaña que visitamos en la mañana.
Pues bien, un reflejo fiel de la situación social del país.
Pero la gente con un cariño enorme, sea en las poblaciones marginales o en este ambiente acomodado. Siempre agradecida por la visita.
En la mañana en la escuela los niños y niñas, inquietos y curiosos por conocer tantos instrumentos desconocidos, dispuestos al momento por practicar algo nuevo…el maravilloso ímpetu juvenil.En la tarde, un ambiente totalmente diferente: un publico de tercera edad, disciplinado, acostumbrado a un «ambiente de concierto con terno negro».
Pero las alegres y entusiastas melodias de las manos enérgicas de nuestros jóvenes causaron un cambio brusco en los espectadores. Sus cuerpos «comenzaron a moverse», animados por los ritmos latinos…..y todo terminó con rasantes bailes de la cueca.Rápidamente se apilaron las sillas y la sala de concierto se convirtió en una «imaginada ramada». Fiesta de Chile en pleno Bogotá. Las empanadas y algunas botellas de vino tinto dieron el justo toque de fiestas patrias a 5000 km de distancia de las lluvias torrenciales osorninas.Pero lo que vale es: fiesta es fiesta. ¡Viva Chile!
P. PETER